2021 ha sido el año de la explosión de la salud mental como tema de primer orden en la agenda pública y mediática. Se ha visibilizado un problema que convivía en absolutamente todos los estratos de la sociedad de forma demasiado silenciosa y que la llegada de la pandemia en 2020 había hecho aún más patente.
La salud mental es un tema serio que debemos tratar siempre desde el mayor respecto al trabajo de los profesionales dedicados a ellos. La atención psicológica, la intervención emocional regulada y la psiquiatria son campos que no pueden ser sustituidos por soluciones mágicas ni por parches de ningún tipo. Es decir, un problema, por ejemplo, con nuestra confianza o con la capacidad de entender o expresar nuestros sentimientos tiene que ser tratado por profesionales y, aunque entendamos que absolutamente todo está relacionado con cómo nos sentimos (desde los hábitos alimenticios hasta las condiciones laborales pasando hasta por el clima) no podemos hacer conclusiones simplistas por las cuales la posición de un sofá vaya a determinar nuestra felicidad.
Dicho esto, ¿podemos encontrar lazos que unan el interiorismo con la salud mental? Sí, nuestro entorno más cercano influye claramente en nuestro estado emocional y en el jugo que le sacamos a nuestras capacidades cognitivas.

Por ejemplo, el informe The Cognitive-Emotional Design and Study of Architectural Space: A Scoping Review of Neuroarchitecture and Its Precursor Approaches (2021) que la falta de vegetación puede generar mayor estrés. Al final y al cabo, los seres humanos somos unos animales sofisticados que hemos creado una gran civilización a nuestros pies pero no dejamos de ser animales, nacidos de la naturaleza. La falta de verde, de alguna forma, nos deshumaniza y eso afecta a nuestra estado de ánimo.
De igual forma afecta también la iluminación. Todos los psicólogos coinciden en que una buena iluminación ayuda a la creatividad y al positivismo mientras que la oscuridad nos hace sentir más inseguros e infelices. Aunque es algo de sentido común, no siempre pensamos nuestros espacios de vida o de trabajo focalizando la atención en el bienestar de quienes deben habitarlos. A veces no nos preocupamos lo suficiente por la luz que nos haga percibir vivo el espacio, como ya hemos comentado, o por ventilación, la limpieza o por la facilidad de movimiento. Puede que un mueble sea muy bonito a la vista, pero incómodo a la hora de trabajar con él. El interiorismo, algunas veces, peca de querer lucirse en fotografías para revistas especializadas o para books de estudios pero no para que la habitabilidad sea lo más amigables posible.
Y, cómo no, el color siempre tiene un capítulo propio en su importancia hacia nuestro estado de ánimos. Quienes nos dedicamos a la pintura bien lo sabemos. A la hora de escoger cómo pintar paredes y muebles debemos pensar en la psicología del color:
Los colores azulados, por ejemplo, transmiten tranquilidad, calma, paz. Es un color frío que puede combinar bien con muchos elementos que aporten mayor vitalidad y nos hagan sentir completos pero calmados.
Los colores más cálidos como el rojo, en cambio, representación la pasión y la fuerza, incluso la ira. En interiorismo se usan con mucha cautela, ya que queremos que nuestro entorno sea un lugar más amable que agresivo. En cocinas combina muy bien con los negros, y es muy potente bien usado en algunos rincones de la casa, como una estantería con decoración retro. Aunque su abuso siempre puede cansar.
En la misma línea, los tonos anaranjados se vinculan con el cambio, con lo novedoso y con la vitalidad. A la hora de tomarnos unas vitaminas, nos extrañaría más que un sobre hiciese azul el agua a que lo haga naranja, pese a que el compuesto químico sea el mismo. Pues, de esa misma forma, podemos usar estos colores más vivos (como el naranja que ya hemos mencionado o incluso el amarillo) para espacios que deban alimentar la creatividad.
Así que si lo que queremos es que nuestra casa sea una aliada de la estabilidad emocional, prioricemos un interiorismo (unos colores, un estilo decorativo, una utilización del espacio, etc) que no nos ponga barreras ni dificultades en nuestro día a día, que nos acompañe, nos aporte seguridad y nos transmita la calma, la confianza, la vitalidad y el optimismo necesarios.